miércoles, 13 de mayo de 2009

La enseñanza de idiomas

Odiaba estudiar idiomas. Años de clases en el colegio y de clases particulares. Miles de horas perdidas para unos resultados mediocres. Con el tiempo te das cuenta que más que un problema personal, simplemente es el hecho de que nunca te han enseñado idiomas, sino la gramática de los mismos.

Pero la forma ideal de comunicarse con la gente y de poder conocerla es hacerlo en su idioma. Así que pasada la rabieta "no vuelvo a estudiar nunca más" hace tres años me puse a estudiar gallego y catalán. Las clases no tenían nada que ver con explicaciones gramaticales vacías, sino con el hecho de comunicarse, de poder comenzar a expresarse y aprender desde la práctica. Y creí que aquello era lo normal. Que una vez llegas a la edad adulta puedes acceder a una formación en idiomas con un método didáctico, con un sentido, con un objetivo real.

Este año hemos vuelto a las andadas. Las clases de gallego han sido espantosas. Dejé de asistir una temporada y no he hecho apenas deberes. Ejercicios gramáticas y más ejercicios. Correcciones de textos anteriores al 2003 según la nueva normativa. Incluso de textos jurídicos, para aprobar un puñetero Celga 3 (un nivel B). Horas y horas dedicadas a aprobar una prueba oficial. El aprendizaje del idioma es secundario. Se sobreentiende que si estás en este nivel ya sabes hablar en gallego, aunque seguramente lo hagas mal, o dicho de otra manera, no lo hagas según las nuevas normas. No creo que apruebe el Celga 3, tal vez el Celga 2. Pero qué importa si casi hablo menos que el año pasado.

1 comentario

godsfork dijo...

ains, qué te voy a decir... yo enseño gramática y a pasar un examen.... y ya está