domingo, 30 de septiembre de 2007

Buscando fruta en Guinea Ecuatorial

Plantas de piña con fruta en Guinea Ecuatorial
Kogo 18/06/05

Si un día hablaba de la falta de pescado en una ciudad de pescadores hoy toca explicar algo parecido con la fruta. Sí, resulta también muy difícil conseguir fruta en el mercado, mientras los pocos árboles frutales que hay en la ciudad están a rebosar. A veces encuentras niños por la calle que venden bananas... o manzanas!!! Las manzanas son toda una sensación en el lugar, y al ser importadas son caras. Te las enseñan pensado que te vas a emocionar de verlas y les comprarás seguro. A mi lo que me emocionan son las papayas o los mangos, mientras que estoy harta de comer manzanas.

En general los fang oka no cultivan demasiado, a pesar de que la condiciones climática y de tierra son propicias para muchos cultivos, mientras que en la zona ntumu es mucho más habitual ver huertas y plantas junto a las casas en los poblados. Auqnue lo que más me sorprende es que la fruta y la verdura que encontramos en Bata viene casi toda de Camerún. Cuentan que ha habido intentos de granjas de pollos y de huertas en el país, de cara a la venta, sobretodo en la frontera con Camerún, pero han sido incendiadas y robadas, unas veces por los propios cameruneses ante el peligro de una incipiente competencia y otras por los propios vecinos, celosos del propietario. Dicen, cuentan... no sé si es el motivo o no, pero tal vez esas sean algunas de las razones.

En cualquier caso la época seca del "verano" no es precisamente el momento de mayor abundancia, pero los mangos empiezan a estar maduros y es increíble ver lo repletos de fruta que están estos árboles. Y a partir de septiembre no sólo habrá mangos, también otras frutas, aunque ya no creo que las pruebe :(

Al menos reconozco que algo sí que me ha sorprendido. Nunca me había parado a pensar de dónde nacerían las piñas, pero de habermelo preguntado habría pensado en un árbol. Ha sido una sorpresa ver mi primera planta de piña.

Por cierto, hoy hay luna llena, una inmenso óvalo resplandeciente en un Kogo que esta noche no parece tan oscuro.

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